LOS TRANSFERENCISTAS.
Dar a otros y a nosotros, dar más: Transferencistas de las artes. Por Yolanda Wood
Los Transferencistas, denominación poco frecuente para un grupo artístico que, por la autenticidad de su propuesta, pero también por su nombre, motivó mi atención y estas reflexiones. ¿Qué se esconde como estrategia artística tras esta designación? ¿Cómo asumen, con todas sus connotaciones de personalidad plural, el proceso de transferir, que según su etimología latina es una palabra compuesta por el prefijo trans y el verbo ferre, y se define como la acción de llevar de un lado a otro? Lo que significa que el grupo propicia acciones y deslizamientos, pues si bien en el apelativo transferencistas está contenido el acto de transferir según las definiciones al uso, ¿cómo la está pensando este grupo de creadores?, especialmente si tomamos en cuenta algunos de los fundamentos enunciados -de manera sucinta- en “Soy porque somos”, del catálogo de la exposición N2WHNP2 (2019), realizada en el Taller Gorría en La Habana.
En el texto, a manera de statement del colectivo, se menciona en cursiva y con letra mayúscula la palabra Transferencia, y se dice que es un principio en el cual el grupo se ha entrenado suficientemente para que sea la guía del acto creativo y la forma esencial de relación en tanto la “no mente” es también el “no ego”. En otras palabras, el alejamiento de la competencia entre sí ha derivado en un espíritu de colectividad. Subrayo “se ha entrenado” porque distingue un tipo de práctica, una forma colectiva de adiestramiento en lo referido a una ejercitación de base pedagógica que podríamos insertar dentro de una tradición del arte cubano contemporáneo, un modo de consensuar el trabajo grupal -sin pretensiones formativas institucionalizadas-, sino como experiencia de reflexión ante las propuestas creativas. Valdría la pena -también- poner más atención a los perfiles estético-conceptuales y crítico-artísticos del nombre asumido por el grupo, integrado por tres artistas Reinier Usatorres y Yosvel Hernández, con el liderazgo de Lázaro Lacho Martínez (Lacho) una figura carismática y unificadora que postula con serena claridad las ideas que los condujeron a pensar en un modo de integración colectiva y participativa donde se disuelven las jerarquías -no solo en las relaciones de trabajo-, sino – y sobre todo- entre los medios y los recursos que convergen en sus obras, y que se expanden con la presencia de artistas invitados.
Pensar la transferencia como un principio, según está expresado en el statement, supone mirar el concepto desde varios otros ángulos posibles para entablar necesarios diálogos que contribuyen a enriquecer su contenido. Comprenderla de manera transdisciplinar desde los campos de la psicología, la filosofía o la pedagogía, entre otros, implica reconocer que de manera transversal (¡cuántos trans…!), es un modo interactivo de pensar y actuar para emprender conexiones y así construir vínculos – de subjetividad y pensamiento- entre unos y otros, entre las partes y el todo, los tiempos y los espacios. Un modo de mantener activo el deseo y la expectativa entre ellos y desde ellos hacia otros para favorecer el contacto, otorgando un profundo valor a los afectos y a las agencias, relativas a las relaciones y al contexto, según lo pensó Alfred Gell, pues el agente es el que hace que los sucesos ocurran,[1] como ocurre en las prácticas de Los Transferencistas.
En ese sentido, hay algo importante en el proceso creador, que, si bien no actúa como cura a la manera freudiana de comprender la transferencia, sí gesta una sanación cuando los fundamentos psiconalíticos se desplazan a la dinámica interactiva del proceso de trabajo artístico, y a la relación entre emisores y receptores desde los lenguajes simbólicos de las artes y sus formas de expresión. En ese modo de proceder que ensambla lo diverso sin perder las esencias individuales dentro de lo grupal, y en la manera de construir el discurso desde la convergencia de alternativas hacia el resultado esperado, se forjan entrecruzamientos de mente y cuerpo para hacer de esas sinergias, formas de conectividad espiritual. Se trata de un sitio de ritualización en el proceso creador, lo que quizás pensó la psicología como el espacio de la transferencia, lugar donde ha encontrado su habitat este grupo artístico: una zona de convivencia y laboreo, acciones y reacciones desde la que se construye sentido de comunidad. Es el momento transferencial del proceso de trabajo por la puesta en relación entre la escritura, el gesto, el sonido (incluido el silencio) y lo visual, donde se funden los modos de existencia de las artes que son, los que creo, más interesan a estos creadores y que se expresan en esos formatos híbridos del performance, el videoarte, las instalaciones sonoras y los audiovisuales, en fin, en un ámbito siempre experimental.
Ellos mismos residen en esa zona fronteriza de la transterritorialidad (más trans…), entre México y Cuba, entre lo local y lo global según sus experiencias de vida y trabajo. Se diría en in between a la manera en que lo pensó Homi Bhabha y que prefiero llamar un entredós, para castellanizarlo, y por parecerme más femenino y artesanal. Un lugar simbólico que propicia ambientes para lo intercultural y otras formas de transferencia desde el universo de la relación, que según Edouard Glissant, es una poética fundante por ser un sitio de armonías y desarmonías entre las culturas, de préstamos e intercambios, un modo de llevar de un lugar a otro para producir la síntesis y la simbiosis que, si bien combina la diferencia, va mucho más allá en el trayecto hacia lo diverso. Se trata de un mundo de interpenetraciones que desde Cuba conocemos muy bien a partir de los estudios de Don Fernando Ortiz, cuando en el Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar, definió la trasculturación, como sitio de encuentros y desencuentros para otras transversalidades culturales. (Otra vez el prefijo trans…).
En las obras de Los Transferencistas, impresionan, y mucho, las escalas murales de algunas piezas realizadas en técnica mixta, las que considero fuertemente imantadas a las propias dimensiones de un espacio de tierra firme y continental, a México y su ciudad capital, impactantes para los que hemos vivido en una isla y tenemos como referencia la dimensión insular. Esas piezas sorprenden por sus amplias superficies y por cubrir extensos planos en galerías y salones, en las que se podrían reconocer “la grandilocuencia del muralismo mexicano”, la que -dice Lacho- está grabada en nuestro quehacer. Una multiplicidad de capas se aprecia en esas obras y en ellas se destaca “la complementariedad y diferencia entre lo caótico y lo ordenado, entendidos estos como procesos que intervienen de manera directa en la lógica del ritmo y el gesto corporal”[2].
Los ambientes de artisticidad en los que se insertan las piezas dentro de los proyectos de Los Transferencistas, están sustentados por la exploración de caminos para interceptar al sujeto -emisor o receptor- en su contexto y poner en valor sus capacidades interpretativas. En ello la investigación es un momento esencial del proceso de trabajo para hacer más fecundo el acto de la creación que se expresa de manera codificada en los títulos de las obras y de las exposiciones, los que las hacen abiertas a la imaginación de unos y otros, en un intento por construir la realidad no a partir de las evidencias de lo visible, sino de una sensibilidad liberadora que se refuerza en lo desconocido y lo indeterminado, fases intuitivas de otras realidades posibles. ¿Son ellas provocadoras de la transferencia en la poética artística de este grupo?
De manera figurada y simbólica, transferir se comprende no solo como llevar objetos o valores de un lugar a otro -según la acepción más generalizada antes citada-, sino que significa -también- trasladar significados y generar desplazamientos para producir sentido. Stuart Hall afirma que en ese proceso se implican “el uso del lenguaje, los signos y las imágenes que están en lugar de las cosas o las representan”[3], lo que no es ni directo ni simple, sino un trayecto cargado de complejidades por instalarse en la zona de las figuraciones.

Los Transferencistas emplean “un lenguaje” que se escapa de toda realidad visible para recurrir a medios que la figuran en interconexión con la cultura, especialmente la contemporánea. ¿Cómo le hace este grupo artístico, entonces, para signar sus inquietudes en términos artísticos? En ello radica quizás uno de los aspectos más sobresalientes de los principios de transferencia que utilizan “el generativo” – según lo nombra Lacho en la entrevista citada-, pues lo que conecta con el mundo y la cultura no son necesariamente las formas reconocibles de las imágenes generadas artísticamente, sino el modo en que el lenguaje se convierte en una forma de expresión capaz de activar una pulsión escópica desde el acto de la mirada (un modo de ver) en un mundo regido por los imaginarios de una visualidad que tiene el sello de lo desconcertante, lo inesperado y la infinitud de las formas en lo que intervienen diversos saberes mezclados de “científicos, filósofos, operarios, dueños de invenciones, emprendedores; sistemas, ciencias, meta-ciencias, y desde lo artístico todo aquel que encontró su camino o gestión.”[4].
Lo sígnico-conceptual, verbal y no verbal, emana de los cuerpos y lo estimulan como lugar común de la transferencia, para dar y recibir en la multisensorialidad de sus dinámicas individuales y grupales. El universo visual desacata las convenciones para hacerse partícipe de un propósito mayor que está en las representaciones mentales -así las llama Stuart Hall-, las que pueden existir en ese lugar del mundo que no vemos ni tocamos y que propician la invención desde relaciones de complejidad que solo se encarnan para transferir sentido simbólico a partir de nuestras experiencias, según secuencias y semejanzas, causalidades y casualidades. En todo caso, son modos de transferir valores para otros y para nosotros, y aún más allá según los límites difusos de las artes.
Yolanda Wood.
Ciudad de México, 2 de agosto de 2021.
[1] Alfred Gell Arte y agencia: una teoría antropológica Buenos Aires, 2016, pp. 48 [2] Entrevista realizada por el crítico y periodista David Mateo a Lázaro Lacho Martínez. Los Transferencistas. Exhibición BL2523NG29 DeNasco Studio, La Habana diciembre 2020/enero2021.s/p [3] Stuart Hall “El trabajo de la representación” http://metamentaldoc.com/14_El_trabajo_de_la_representacion_Stuart_Hall.pdf [4] Entrevista…